Nada como un queso helado,en los aires de la compañía de Jesús,nada como una garua en una ciudad que ya no me espanta,ahora camino entre sus calles,sin asustarme,distraida,despreocupada de un encuentro casual,con un pasado ya lejano.
Le pedí tanto a la madre,que me mostrara el camino,que ordenara mi vida y en ese instante levante la mirada y me di cuenta que al fin era libre.
En un minuto una sonrisa,te puede cambiar todo,una palabra,el deseo expresado en un beso,esa sensacion extraña de poder que te da el saberte deseado.
viernes, 8 de febrero de 2013
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